dijous, 6 de setembre del 2012

RONCESVALLES-SANTO DOMINGO DE LA CALZADA: SEGUNDAS PARTES QUE SÍ FUERON BUENAS



Al contrario que se suele decir con muchas de las producciones cinematográficas, las segundas partes sí que pueden ser buenas. Y es que, transcurridos tres años después de mi primera toma de contacto con el Camino de Santiago, no podía faltar una nueva cita con esta experiencia tan apasionante. Motivos no faltaban, y entre otros, la oportunidad de conocer a gente nueva o la motivación por esforzarme en cada una de las etapas. Todo, sin olvidar lo más importante: la grata compañía de Jorge, un amigo sobre el que cualquier cosa positiva que pueda decir siempre se quedará corta.
Aún recuerdo como hace tres años me mostré escéptico ante la propuesta de mi gran amigo Jorge: “¿Es una ruta de tapas? ¿Pero hay que caminar mucho? ¿Podré dormir bien?”... En ese momento, por mi cabeza sólo pasaban decenas de preguntas sin respuesta. Ahora bien, tras llevar a cabo la ruta Ponferrada-Santiago, descubrí que todos los temores que azotaban mi cabeza eran simple ignorancia hacia lo desconocido.
Ya en pleno 2012, cumplimos la promesa de repetir esta experiencia a través de la ruta francesa. En todo momento hemos sido hombres de palabra, pues en el tiempo estipulado hemos llevado a cabo cada una de las trayectorias marcadas. Los objetivos se han cumplido con creces, y desde Roncesvalles hasta Santo Domingo de la Calzada, numerosos municipios han sido testigos de nuestras pisadas: Puente la Reina, Nájera,... Como amante de los pinchos y de las grandes catedrales, de especial interés han resultado para mí las grandes ciudades, como Logroño o Burgos. Confirmo que se trata de bellas ciudades en las que merece la pena pernoctar. 
Aunque la ruta en sí no haya dejado a la vista excesivas estampas bellas de la naturaleza, lo cierto es que estamos ante una aventura única que te invita, paso a paso, a conocerte un poco mejor como persona. Tus manías, tus virtudes, tus pensamientos o tus peores defensas quedan a la vista cuando caminas durante más de cinco horas diarias. Eso sí: nunca estás solo. El Camino de Santiago es un recorrido en el que además de descubrirte a ti mismo como persona, te enriquece con los pensamientos y las reflexiones de aquellos con los que te encuentras.
Siempre se ha dicho que en los últimos momentos de la vida, por la mente de las personas pasan algunos de los momentos más inverosímiles. De ser cierto, es muy probable que recuerde la sofocante noche en la que nos apagaron el aire acondicionado en el zulo donde dormíamos trece personas, las risas y tonterías que decíamos con nuestros amigos italianos, o también, la locura de recorrer seis kilómetros a 42 grados con tres copas de de sangría en la cabeza y sin agua que poder echarnos encima. Nuestra ambición y responsabilidad por llegar al destino inicialmente marcado, en ocasiones me hizo pensar que estábamos participando en el famoso programa de televisión Pekín Express.
De hecho, en ocasiones parecía que el camino fuera una especie de montaje en el que cualquier sorpresa era posible: vaquillas sueltas en Estella, degustación gratuita de queso en Zubiri,... En una de las ocasiones, y ubicado justo a la salida de Logroño, nos encontramos con Marcelino Lobato, uno de los iconos más populares de esta ruta que, acompañado por la imagen de la Virgen de la Locura, nos contó algunos de los episodios más bohemios que envuelven su vida de entrega hacia esta causa.
Tengo muchísimas cosas que agradecer a Jorge, uno de los máximos potenciadores del afamado equipo zrunners. Quizás, una de las más importantes sea el hecho de haberme inculcado el gusto por caminar y saber que “puedo cumplir cualquier meta deportiva que me proponga”. Auguro un buen futuro a mi apreciado amigo como entrenador personal y como profesor, ya que durante todo el tiempo supo estar a mi lado y ayudarme a pensar en que, realmente, la meta estaba mucho más cerca de lo que imaginaba. Para mi puesta en forma, pues el verano ha pasado factura en mis michelines, cuento con todo su apoyo y sé que lo conseguiré.
El márketing personal de las redes sociales es brutal, y a través de lo visto y leído en Facebook, numerosos amigos me han preguntado hasta qué punto es recomendable caminar con una “mochila” en la espalda. Una sonrisa y una mirada sincera son los mejores aliados para decir la verdad: el Camino de Santiago es algo que no puedes describir sin utilizar calificativos positivos. Llegados al mes de septiembre, me resulta imposible poner el punto y final a esta experiencia que tantos momentos buenos me ha aportado.

Buena compañía en fiestas de Zubiri
 
José Antonio García

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